LA LEYENDA DEL ZUPAY

“Zupay” o  “Supay”,  es el nombre autóctono que se usaba y se usa actualmente en la Rpública Argentina, para nombrar al diablo; el “mandinga” clásico de otras regiones o el “gualichu” o “huecuvu” de los aborígenes pampas y luego de los araucanos. (1),  Es un ser del mundo de los muertos o de los infiernos en la mitilogía aimará, a quien los aborígenes le rendían culto para evitar que les hiciera daño. Después de la conquista, el cristianismo, lo tomó para representar en él, la figura del “diablo”.

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El mito del Zupay tiene difusión en el centro de nuestro país y en las regiones selváticas del noreste. Otro de los nombres con que se lo conoce en casi toda la República Argentina es Mandinga, sinónimo de diablo o demonio y es, según creencia popular, el causante de todos los males y adversidades que sufren los hombres. Es el principio del mal que toma diversas apariencias para tentar al ser humano. Es un  mito que tiene una doble vertiente: la tradición occidental, que fue difundida con fuerza y convicción en la Edad Media, depositando en la figura del Diablo, Luzbel o Lucifer, el origen de lo maléfico y lo perjudicial; y la tradición del Incario (2), en la que el Zupay es la encarnación de los misterios de la selva, causante de las sequías, inundaciones, pestes y desgracias.

Para ambas concepciones, este ser es enemigo del Bien Supremo, ya sea representado por la figura del Dios cristiano o por la figura del dios indígena creador del universo.

El Zupay o Mandinga, es el que causa todas las desgracias en el hogar y en el campo y es natural entonces,  que el origen de los hechos inexplicables suela atribuírsele a este personaje, diciendo «Es cosa de Mandinga» . y que cada  vez que se oye su nombre, haya  que santiguarse rápidamente para evitar la aparición del demonio.

La leyenda lo presenta como un ser mitad hombre y mitad macho cabrío, peludo, con cuernos, piernas de chivo y grandes pezuñas, pero que tiene infinitas  formas para corporizarse ante los hombres:

Puede aparecer habiendo tomado la forma de un árbol, o como un remolino o viento huracanado que arrasa con cuanto encuentra en su camino, pero son más las veces que se dice que se ha aparecido con forma humana:  puede ser como un niño o una tentadora mujer, como un virtuoso payador que desafía a todos los cantores que se cruzan en su camino o como un rico gaucho, montando un  caballo de largas crines, vestido con ropas finas, generalmente de negro,  luciendo espuelas, facón  y rebenque de plata y oro y hasta como un enano travieso que aparece a la hora de la siesta por los caseríos para llevarse con él a los niños.

Como se ve, no siempre se viste igual y a veces, y sólo para confundir, puesto que vive en la mentira, viste como un pobre miserable vestido con cueros de oveja para soportar el frío,  un sombrero de ala y una túnica color granada o  como un viejo que gusta de filosofar mientras deambula por el campo, o como un negro andrajoso y sucio.

Pero, de cualquier forma con la que se aparezca o se lo represente, siempre traerá con él el mal y la degracia; sea para la naturaleza asolándola con inundaciones, sequías e incendios o para el hombre, con pestes, maleficios o desgracias.

Se habla de él como un ser infernal que tiene como templo y habita en  la “Salamanca”, un lugar bajo tierra o una cueva en las profundidades de los montes donde vive con los seres infernales, rodeado de víboras, cerdos, escuerzos, perros negros y machos cabríos, pero no será extraño encontrarlo también en sitios de juego y placeres..

Salamanca” es un vocablo quechua que en su traducción es equivalente al «aquelarre» de la lengua española, es decir, una reunión de brujas, almas condenadas y seres demoníacos que se unen para divertirse, bailar, beber y planear diversas maldades contra los seres humanos.

El Zupay es el rey de la “Salamanca”, el que preside las ceremonias y sella los acuerdos con los hombres que acuden a él. Las Salamancas se hallan en el hueco de algún monte, a los pies de los cerros o en cavernas escondidas, solitarias y apartadas.

La música que de allí proviene sirve como guía para llegar hasta la entrada, pero no todos acceden a ella y a sus secretos. La Salamanca es una especie de «escuela» subterránea «donde los hombres van a beber en la fuente impura de las sabidurías infernales.

Allí las almas que han  pactado con Zupay,  hallan la clave de la vida, la ciencia de la carne, los secretos del mal. Allí aprenden las medicinas que sanan el cuerpo, los eróticos filtros que hacen llorar al corazón» (dixit Félix Coluccio).

En fogones y cocinas de ranchos y enramadas, se cuentan historias que hablan del Zupay, apareciéndose de noche al viajero, precedido por un trueno,  una llamarada, una nube de color amarillo y un penetrante olor a azufre , para desaparecer de la misma manera, luego de haber sellado un pacto a cambio de un alma.

Porque se dice que, después de hacer que se le pierda el miedo, tocando la guitarra y entonando dulces canciones que mencionan hermosas perspectivas de vida que le esperan al ya encantado viajero, le sirve un comida principesca y a los postres comienza una sutirl tarea para ofrecerle mucho más de que está recibiendo, si le entrega el alma (ver Cuentos leyendas y supersticiones).

(1).-Esta es la acepción que le da una de las leyendas argentinas más difundidas, porque no debe olvidarse que “El Zupay” en algunas regiones de Sudamérica es venerado como un Dios. Es así como se asocia con la “Virgen de los Mineros” en lugares como Oruro, en Bolivia o Puno, en Perú. Muchos indígenas en estos países, le rinden culto y regalan ofrendas, con el fin de que no use sus maleficios en su contra

(2).- Incario; descripción de como fueron las fases del imperio inca con sus causas y consecuencias.

3 Comentarios

  1. David

    Muy buena descripción.

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