UN SANTO PARA COMBATIR A LAS HORMIGAS (21/11/1611)

Hacía tiempo que los pacíficos vecinos de Buenos Aires venían notando el destrozo que con incesante laboriosidad causaban las hormigas en el interior de las casas, en las despensas y en las huertas, minando pisos y paredes, consumiendo provisiones e impidiendo crecer las hortalizas que se habían plantado.

Y estos perjuicios no podían pasar desapercibidos de las autoridades, siendo que sus propiedades tam­bién eran invadidas por las hormigas, especialmente las del regidor DOMINGO GRIVEO, donde al decir de éste, parecía que en los huertos suyos eran donde parecía que se ponían más activas estas pequeños predadoras.

Y el problema se puso tan grave que el espíritu creyente del pueblo, decidió confiar en los buenos oficios de uno de los nombres del martirologio, la destrucción de las hormigas.

A tale efectos, el 21 de noviembre de 1611, se reunieron en las Casas de Justicia, Regimiento de la ciudad de Buenos Aires, el Teniente general de gobernador, capitán MANUEL DE FRÍAS, los Alcaldes ordinarios, capitanes FRANCISCO DE SALAS y FELIPE NAVARRO; el Depositario general BERNARDO DE LEÓN y los Regidores SEBASTIÁN DE ORDUÑA, ALFÉ­REZ REAL; BARTOLOMÉ LÓPEZ, HERNÁN SUÁREZ MALDONADO y DOMINGO GRIVEO, para acordar lo que muchas veces se había tratado de hacer: la manera de destruir las hormigas y ratones, a causa del gran daño que hacían en la ciudad y sus terrenos, resolviendo “echar suertes para elegir un santo como abogado contra la plaga y guardar su fiesta por voto particular”.

Uno de los regidores manifestó ante la asamblea, tener noticias de haberse elegido ya anteriormente al abogado, sin estar bien seguro si fue San Bonifacio o San Sabino y que algunas personas le habían dicho que era San Saturnino, pero, habiendo pasado ya tanto tiempo sin saberse cosa cierta, ni existir el acta del Cabildo y como el mal iba en aumento, hacía moción para que se echasen de nuevo las suertes.

Los cabildantes acordaron escribir los nombres de los santos citados, además el de los doce apóstoles y algunos santos más, en cédulas, las que se colocaron dentro de un sombrero, y llamándose a un niño, se le hizo extraer una de las cédulas, la que tenía el nombre de San Simón y San Judas, eligiéndoseles así abogados contra las hormigas y los ratones, en nombre de esta ciudad por los presentes y ausentes y que en adelante fueren, con voto a Dios Nuestro Señor, de guardar la fiesta de dicho día, todos los años desde el que viene y de hacer decir en la Iglesia mayor una misa cantada con su procesión”.

A partir de entonces, la fiesta de San Simón y San Judas se celebraba el día 28 de octubre de cada año, como consta del acta del Cabildo de 27 de octubre de 1614, donde se nombra en comisión al alcalde SEBASTIÁN DE ORDUÑA y HERNÁN SUÁREZ MALDONADO para invitar a las órdenes religiosas a asistir a la ceremonia.

Por otro acuerdo de 12 de octubre del año siguiente, 1615, se resuelve hacer la fiesta y procesión, autorizando al procurador de la ciudad, FRANCISCO DE MANZANARES para hacer los gastos necesarios a ese objeto.

Otra acta, de fecha 14 de octubre de 1619, dice: que el alcalde ordinario, SEBASTIÁN DE ORDUÑA, propuso al Cabildo la celebración de las fiestas de San Simón y San Judas por ser abogados contra la plaga de hormigas y ratones.

«Sugiere además, que ese año se hiciesen con mayor solemnidad, de cuyo parecer eran todos los capitulares, nombrándose al citado ORDUÑA y FRANCISCO DE MANZANARES para organizarlas, con autorización de invitar a las órdenes religiosas, elegir predicador, hacer el gasto de la cera necesaria, etc., por cuenta del Cabildo, cuyos miembros prometieron acudir a ellas con toda puntualidad.

Posteriormente, el 24 de octubre de 1642, refiriéndose a esto mismo, el Cabildo autorizó pedir limosna durante la función, a beneficio del cura y prebendados que decían la misa, designando al efecto una comisión compuesta del alcalde provincial JUAN CRESPO FLORES y del depositario ANTONIO BERNALTE (ver Historietas de nuestra Historia)

Extraído de “Notas de historia”, de SERAFÍN LIVACICH, Buenos Aires, 1915).

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