TOMA DE LA ISLA MARTIN GARCIA (17/03/1814)

GUILLERMO BROWN toma la Isla Martín García que estaba en poder de los realistas e inscribe una de las páginas más gloriosas de nuestra historia naval.

Después del infructuoso ataque llevado a cabo el día 11, contra la isla de Martín García, Brown reparó ligeramente sus naves y reforzó las tripulaciones con cuarenta y cinco Dragones de la Patria que le envió el comandante militar de la Colonia, mayor LIMA, y que al mando del teniente OROÑO, se incorporaron a la escuadra patriota el día 15 de marzo.

El 16 lo empleó el jefe argentino en ultimar los preparativos necesarios para asegurar el éxito de la nueva operación, y el 17, a las cuatro de la mañana, la escuadra inició el ataque contra los buques españoles y las baterías de tierra.

Ciento cincuenta hombres desembarcaron, sin que pudiera impedirlo el enemigo; y al son de las cornamusas y pitos irlandeses, que BROWN mandó tocar, recordando que el santo del día era San Patricio, patrón de Irlanda, tomaron todos los puntos fortificados de la isla, arrojando de ella a los realistas, quienes se embarcaron con tanta precipitación, que ni siquiera intentaron destruir los elementos de combate amontonados en sus almacenes.

Pertrechos, provisiones, fusiles y vestuario, todo quedó en poder de los independientes. Los realistas, favorecidos por la brisa, remontaron el Uruguay hasta el arroyo de la China.

Con el intento de atacarles nuevamente, aprovechando la desmoralización que la toma de la isla debía haber introducido en las tripulaciones contrarias, Brown, mandó en su persecución a los buques ligeros de la escuadra, al mando de TOMÁS NOTTER, pero ROMARATE, que ocupaba una posición excelente y que estaba, además, protegido desde tierra por los artiguistas, resistió briosamente, causando muchas bajas a los patriotas, siendo una de las más sensibles, la del comandante de la escuadrilla, NOTTER, muerto al mediar la acción.

Este accidente, y la pérdida del “Tortuga”, volado por el te­niente MIGUEL ESPIRO, quien prefirió destruir su buque antes que entregarlo al enemigo, determinó la retirada de los patriotas.

La toma de Martín García produjo dos resultados: intimidó a los realistas, que previeron que se les escaparía muy en breve el dominio del mar y de los ríos, que hasta aquel momento habían monopolizado; y cortó la escuadra española en dos fracciones, aislando a ROMARATE, el mejor jefe de la marina militar realista, de quien dijo Brown: que de todos los hombres con quienes había combatido, nunca halló uno que fuese más valiente.

La toma de Martín García es la primera hoja de la corona de gloria de nuestra marina de guerra.

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