MILITARES VALIENTES O MILITARES PROFESIONALES? (10/12/1815)

MILITARES VALIENTES O MILITARES PROFESIONALES?, se preguntaba el editorialista de «La Gazeta», el 10 de diciembre de 1815, después de producido el desastre de la batalla de Sipe-Sipe (29 de noviembre de 1815).

«No hay que llamarse a engaño: en la batalla de Sipe-Sipe, lo que triunfó fue la calidad profesional superior de los enemigos, sobre nuestra desorganización, indisciplina e ineficacia».

«Y hay que convencerse de una vez por todas que nuestros militares, por valientes y arriesgados que sean, carecen, en su mayoría, de la técnica apta para enfrentar a un ejército similar y derrotarlo».

«No es culpa de nuestros jefes y oficiales. Estas tierras fueron siempre pacíficas y el oficio militar se dejaba a los rutinarios burócratas que llegaban de España para desempeñarse en el regimiento Fijo. Recién en 1806, en oportunidad de la primera invasión inglesa, nuestros comerciantes v tenderos empezaron a ensayarse como milicianos».

«Todavía tenemos jefes de alta graduación que llegaron a sus puestos por votación de sus soldados, sin tener las más mínimas condiciones para organizar un ejército y menos para conducirlo en la batalla.».

«El coronel San Martín es una de las raras excepciones y desde sus distintas responsabilidades ha tratado siempre de formar oficiales con conocimientos militares actualizados. Fuera de ese jefe y de algunos oficiales que suplen su improvisación con un coraje ya legendario, la revolución carece de cuadros».

«La campaña en el Alto Perú, que culminó desastrosamente en Sipe-Sipe, evidencia esta grave falla. El brigadier MARTÍN RODRÍGUEZ, por ejemplo, exhibió una antología de errores tácticos en la acción de Venta y Media, que tanto contribuyó a desmoralizar nuestra fuerza y el general JOSÉ RONDEAU permitió la desorganización y el caos en una fuerza que había sido modelo de disciplina».

«Podemos agregar algo más grave: nuestros soldados, desde los generales hasta los soldados han demostrado más eficacia en la guerra de guerrillas que en los enfrentamientos de masas armadas. Y si es cierto que pueden ganarse campañas con guerrillas, no lo es menos, que las guerras se ganan solamente con grandes batallas victoriosas».

«Oficiales como NECOCHEA. LAMADRID. PAZ, ARENALES, WARNES, ROJAS y otros, que han hecho prodigios de valor en pequeñas acciones, ¿serán capaces de llevar sus huestes a la victoria cuando ésta no dependa del coraje individual, sino de una acción tácticamente ejecutada por grandes ejércitos?».

«Diez años de frecuentación en los ejércitos en campaña, son suficientes para integrar o dirigir un ejército homogéneo, organizado, con alto nivel profesional?».

Mientras España envía a América a sus mejores regimientos, nosotros descendemos en nuestra eficacia combativa porque ignoramos la necesidad de formar oficiales de escuela. Pero las definiciones en el plano bélico se aproximan y sería suicida que sigamos confiando en el coraje individual de nuestros bravos militares, cuando tengan que enfrentar a los soldados que derrotaron a Napoleón» (ver Batalla de Sipe-Sipe).

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