APARECE FACUNDO, EL LIBRO MÁS FAMOSO DE SARMIENTO (02/05/1845)

El 2 de mayo de 1845, comienza a aparecer en Chile, en forma de folletín «Facundo», la obra más famosa de Domingo Faustino Sarmiento.

Luego de sucesivas apariciones de la obra en el diario «El Progreso», de Santiago de Chile, todos los fascículos fueron compilados y editadoa en un solo volumen de 330 páginas con el nombre «Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina».

En él, en 1845, el sanjuanino, que estaba exilado en Chile huyendo de JUAN MANUEL DE ROSAS, hacer conocer  la situación política, social y económica de la Argentina y la actuación de JUAN MANUEL DE ROSAS y los caudillos aliados.

«¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desangran la entrañas de un noble pueblo!».

Así comienza una de las obras más importantes de la literatura americana, que alcanzó enorme repercusión durante el siglo XIX.  Hacía ya diez años que FACUNDO QUIROGA, «el tigre de los llanos», había muerto asesinado en un trágico y confuso episodio.

La personalidad del caudillo riojano fue casi una excusa para que SARMIENTO escribiera una obra romántica, que era al mismo tiempo un profundo estudio sociológico. Con un estilo personalísimo creó un vibrante cuadro de la época. Allí figuran los célebres retratos de «El rastreador», «El baqueano» y «El cantor», además de un recuento de las acciones de ROSAS.

Admirador de la cultura europea, SARMIENTO le opuso la barbarie de la cultura criolla en una visión parcial, aunque no se equivocaba acerca del poder de los caudillos, basado en el ejercicio de la fuerza, explotando la ignorancia del pueblo.

El libro  «Facundo o Civilización y barbarie», pronto alcanzó una gran difusión en los círculos intelectuales de todo el mundo y fue traducido al inglés por la mujer del estadounidense HORACE MANN. Probablemente, Sarmiento no previó la supervivencia de su obra porque en una carta le decía a un amigo: «… Temo que el Facundo ande rezagado por todas partes y llegue fiambre y un poco descolorido, cuando las pasiones políticas resfriadas dejen verlo en toda su insignificancia» (ver Civilización o barbarie).

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