EL TRANSPORTE DE MERCADERÍAS EN EL RIO DE LA PLATA (1870)

En 1870, en el Río de la Plata, el transporte de los productos del interior a los mercados de Rosario y Buenos Aires se efectúa a lomo de mula o en carretas de bueyes.

Las mulas, equipadas graciosamente con penachos y pompones de colores, marchan en tropas conducidas por uno o dos muleteros, llamados arrieros, cuyos trajes pintorescos, chaqueta de terciopelo con botones de metal pulido, sombrero de fieltro adornado con plumas de aves y grandes polainas de cuero, despiertan recuerdos de la vieja España.

Las carretas son vehículos enormes y pesados, con dos ruedas de cubos gruesos como el tronco de un árbol. Delante de la primera carreta marcha un jinete, siempre al paso de su caballo, para indicar el camino a los bueyes. Las carretas restantes siguen en fila, detrás de la primera.

En las afueras de Buenos Aires y Rosario había grandes playas para estacionamiento de las carretas llegadas del interior y rodeando los grupos de las carretas se veían los gauchos que las habían traído, siempre acompañados de sus mujeres e hijos.

El transporte fluvial se efectuaba en gran parte por medio de goletas a vela que pertene­cen casi todas a navegantes genoveses, pero corría un servicio regular de vapores en los ríos Paraná y Uruguay.

Con Montevideo la comunicación a vapor era casi diaria. Ademas, los barcos del Paraguay remontaban y bajaban el río dos veces por mes en combinación con las llegadas y salidas de los trasatlánticos ingleses y franceses.

El Brasil mantenía un servicio regular de vapores que remontaban el Paraná hasta el interior de la provincia de Mato Grosso y la ciudad de Buenos Aires poseía ya varios ferrocarriles comenzados en dirección oeste, sur y norte» (ver Curiosidades de los medios de transporte de Buenos Aires).

Extraído de Carlos Beck-Bernard, «La Republique Argentine», traducción de José L. Busaniche)

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