EL PRESIDENTE YRIGOYEN Y LAS HUELGAS (1917)

Las huelgas afectan el corazón de la economía de un país, principalmente en el quehacer de las empresas navieras, las ferroviarias y los frigoríficos (ver Huelgas y protestas en el pasado argentino).

Son consecuencia de la inflación y la desocupación y su secuela más peligrosa,  es que las demandas estallan al reactivarse la economía, aunque también ayuda a que éstas sean prudentes, la política que el gobierno adopte ante estas situaciones.

En el caso del Presidente Yrigoyen, un gobernante que  no reprime, sino que prefiere dialogar con los dirigentes y ofrece su arbitraje, las cosas casi nunca se pusieron violentas ni fueron desgastantes. A lo largo del año 1917, varios movimientos de protesta lograron finalmente sus objetivos, luego de sensatos arreglos, pero una larga y agresiva huelga promovida por los ferroviarios,  cambió el clima y la metodología que fue necesaria para enfrentarla.

Ahora comienza a hablarse de agitadores” e “infiltrados”, presumiblemente alemanes que emplean, para lograr una mayor exposición de sus demandas, mientras las empresas se asocian y cierran filas. Abroquelados así ambas partes en un insensato enfrentamiento, en noviembre de 1917, ante una huelga en los frigoríficos de Berisso, Yrigoyen, por primera vez,  opta por enviar a los infantes de Marina (ver Presidencias de Hipólito Yrigoyen).

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