EL OMBÚ

Entre los árboles de la llanura argentina, ninguno tiene tanto derecho al nombre de “árbol gaucho” como el ombú.

Aunque según la ciencia Botánica, no es un árbol, porque pese a su tronco grueso y su gran porte, ya que alcanza una altura de 10 a 15 metros de altura, con una amplia copa y grandes raíces visibles, es  una hierba gigante.

No es originario de la Argentina y todavía no se ha determinado cómo llegó aquí ni quien lo trajo, pero lo que todo el mundo sabe es que desde que el gaucho se hizo dueño de la Pampa, siempre buscó su sombra para levantar a su lado, su rancho o para descansar de sus fatigas laborales o durante un alto en su camino.

Para el viajero que cruzaba las pampas enormes y desoladas, verdadero mar de pajonales amarillentos, distinguir a lo lejos la silueta oscura  del ombú, era como distinguir a un viejo y querido amigo y nadie pasaba de largo, y hasta se desviaba el rumbo, con tal de disfrutar de su fresca y reparadora sombra, durante algunos minutos.

Este “árbol”, que protege a hombres y animales del sol durante el verano y de las crudas tormentas del invierno, se alza solitario en medio de los campos.

Allí se lo ve durante años y más años (se afirma que vive durante siglos), con su gigantesca y ancha copa, siempre verde y eternamente erguido, porque sus monstruosas raíces lo mantienen como encadenado  a la terra; y no hay huracán ni tornado que logre derribarlo, ni rayo que pueda fundirlo, ni plaga que llegue a vencerlo.

Sin embargo, entre las ramas del ombú, el árbol que amparó a los gauchos y fue amado y cantado por ello en infinidad de versos, jamás se verá el nido de un pájaro.

Existe la creencia, de que durante la noche, las emanaciones de sus hojas (ciertamente un purgante eficaz, si se las hierve en agua), son nocivas y perjudiciales para la salud.

Por eso, al hombre de campo, ni se le ocurrirá dormir debajo de sus ramas. Descansar, si. Refrescarse bajo sus sombra,  si. Construír su rancho a su amparo, si. Pero dormir jamás (ver Voces, usos y costumbres del campo argentino).

 

1 Comentario

  1. María de Lourdes

    EL OMBÚ, GRANDE, COMPAÑERO, AMIGO DEL CAMINO, DEL PEREGRINAR EN LA VIDA
    NOS REGALA SUS SOMBRA, TIENE ALGO ESPECIAL QUE SINTAMOS JUSTAMENTE UN AMIGO EN ÉL, NOS PROTEGE, NOS ACOMPAÑA…NOS CUIDA DEL SOL, EL LUGAR IDEAL, PARA DESCANSAR….
    CUÁNTO NOS CUESTA LUEGO, DESPEDIRNOS Y DECIRLE : HASTA LA PRÓXIMA AMIGO ¡!

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