DEPOSITADA

En el pasado, nuestros gauchos llamaban «depositada» al monto total de apuestas que se habían dejado en custodia de alguien de confianza de todos, como garantía de que la carrera concertada se iba a realizar.

En la antigua campaña argentina, una carrera de importancia se concretaba con anticipación de días y hasta de meses. En esos casos, el importe total, o una gran parte de las apuestas, era depositado por los contendientes en custodia de un tercero, designado de común acuerdo por las partes y elegido por su nombradía como persona honrada y justa.

Este depósito era la “depositada” y garantizaba la realización del desafío, ya que si uno de los adversarios, por cualquier motivo dejara de presentarse con su caballo en la fecha y hora convenida, perdía el depósito, quedando éste a favor del otro (ver Voces, usos y costumbres del campo argentino).

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